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dabicilandia

la rayuela

me pone un artículo poco hecho

¿cómo contar sin cocina, sin maquillaje, sin guiñadas de ojo al lector?. 

Tal vez renunciando al supuesto de que una narración es una obra de arte. Sentirla como sentiríamos el yeso que que vertemos sobre un rostro para hacerle una mascarilla. Pero el rostro debería ser el nuestro.